Varias generaciones se educaron en estas migas; que regentaban y adoctrinaban estas damas de largas sayas y pródigo abalorio. Había como es lógico una rivalidad encubierta en la preparación de los alumnos y en los métodos de enseñanza; quizás Doña Dolores fuese medieval y Doña Eugenia renacentista, pero de ambas aulas salieron modelos de madres fieles y prolíficas. Eran métodos distintos de comprobada eficacia que satisfacían a padres de mayor o menor progresismo y a los que se rendían hasta los anarquistas locales. Doña Eugenia aventajaba a su rival en tener banquetas corridas propiedad de la institución, detalle que en el otro centro se subsanaba con la aportación personal de la sillita de anea que, al finalizar la jornada, se amontonaba en un tinglado cubierto por latas. El horario era muy flexible, la disciplina ruda y el pago por derechos, al trasponer el umbral. A los buenos días acompañaba una perra gorda de cobre, sabido estipulado que daba derecho a tener recluido al infante hasta las cinco en punto de la tarde; como Sánchez Mejías. Doña Dolores "toda de negro hasta los pies vestida", apuntando unos blancos encajes sobre los botines, se situaba en un trono compuesto por un rústico sillón sobre un estrado de madera, desde donde administraba la docencia y la justicia directamente sobre el travieso o torpón, con una larga caña de longitud comprobada para que no hubiese defensa. Doña Eugenia había impuesto la regla y golpeaba de plano sobre la palma de la mano, dejando la cabeza para otros menesteres. Eran dos estilos de educación tan distintos, que ni aun hoy se ha llegado a una conclusión en la valoración de sus virtudes y defectos. Variaba de una a otra pedagoga hasta la música para la tabla de multiplicar. Cadenciosa y lenta como gregoriana, la de Doña Dolores, alegre y bulliciosa como bulerías la de Doña Eugenia. Desde luego a pesar de ser dos damas de sólidas creencias religiosas, las pupilas de Doña Dolores aventajaban en el catecismo del P. Ripalda a las de Doña Eugenia que consideraba de texto al del P. Astete. En cambio, estas finalizaban su educación con mayor cultura humanística. Pero, ¿para qué querían saber estas futuras matronas donde estaba Paris? Obras de Misericordia, Virtudes Teologales, Potencias y Enemigos del Alma... | esto era de dominio general en la clase de Doña Dolores; rezos para cada ocasión: "El Jesusito de mi vida y con el Con Dios me acuesto y me levanto", para dormir, "Ángel de mi guarda dulce compañía", para viajar, "Santa Bárbara bendita", para las tormentas y el "Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea", para vestirse de limpio' eran sagaces ventajas sobre la competencia Estas diferencias didácticas marcaban dos tipos entre las discípulas. Más discretas las de Doña Dolores, más ligeras las de Doña Eugenia. Andaban los chiquillos por aquel entonces sin ropa interior y las chinches de los asientos prosperaban rollizas, por ello los jueves, ambas maestras, aprovechaban la tarde que era festiva, una para echar polvo de pelitre en las ranuras de sus bancas y la otra para cargar a cada alumno con su silla y el propósito definido de que la madre la escaldara con agua hirviendo. En los calmazos del verano y a la hora sexta, Doña Dolores caía en sopor y los pupilos cabeceaban rodeados de moscas hasta la airada resurrección de la dómine, que con renovados bríos implantaba de nuevo las disciplinas. Una orza con tapa de corcho contenía el agua de los refrigerios que se distribuía según la edad en la lata de los chicos o la de los mayores. Esta era un chocolatero, de origen lata de leche condensada, a la que el maestro latero le aplicó un asa y remachó los bordes. De su trasiego abusivo eran consecuencia las boqueras que como golondrinos pelones padecían los chavales. Doña Eugenia había dispuesto para estos menesteres un botijo del que los pequeños chupaban a morro con igual padecimiento bucal. El lector que haya tenido paciencia para excusar mis desatinos de los que pido disculpas por si van mal emperejilados, habrá notado bien claramente las diferentes estrategias de estas dos santas mujeres y sus resultados. ¿Qué puedo añadir? Quizás acompañar una fotografía en la que las dos maestras de las migas, centran la amarillenta cartulina rodeadas de niñas y mozas recatadas, llenas de perifollos, colgantes y gargantillas. De todo esto se deduce que Doña Eugenia era más afecta a Triduos y Doña Dolores a Novenas, y ambas al tener noticia de un acto meritorio de alguna de sus alumnas, no dudaban en aclarar: "Se ha educado en casa". |
2 Comentarios
Rufino Bautista Torrejón
12/4/2021 16:18:13
Nada nuevo bajo el sol, lluvia con sol arcoiris seguro,
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Espino
17/4/2021 16:41:43
No he entendido nada 🙄...¿melosplicas?
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AutorAsociación Cultural LA MEMORIA PRODIGIOSA.
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Noviembre 2022
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