Siendo hoy el día del amor, el tan nombrado San Valentín, el tan querido 14 de Febrero, hablemos un poco del amor. Ese sentimiento que nos hace perder la cabeza, sonreír y quizás hasta ser un poquito más cursis de lo normal. Qué bonitas son las historias de amor, esas parejas que vemos pasear cogidas de la mano o aquellas que se hacen carantoñas y terminan abrazados. Los dichos del amor tampoco se quedan cortos, como el que dice que todos estamos enlazados con alguien mediante un hilo rojo, un hilo invisible que conecta a las almas gemelas. Se cuenta que no importa la distancia el tiempo o el lugar, que quienes están conectados por ese hilo tarde o temprano se encontrarán. Los cuentos de princesas cuentan que nos encontraremos con un príncipe azul y viviremos felices para siempre. Pero ¿y si contamos el amor desde otro lado?, desde el lado en el que se odia al amor porque sí, esto sigue siendo amor, pero desde la perspectiva contraria a la que nos lo muestran en todos sitios, desde esa perspectiva dura, confusa. Seguro que todos os habéis visto en esa situación alguna vez, sí, justo en ese momento en el que, hasta la más fuerte llora, en el que se |
abraza la almohada, los temores, los miedos y la añoranza, y es ahí cuando empiezan a manar las incontrolables lágrimas que descienden hasta la comisura de los labios que bien te recuerdan la semejanza con los suyos, o bien te hacen descubrir la desagradable cara b del amor, que se dice que el amor cuando no muere te mata y es que solo mi almohada es testigo de los reversos del amor, de cómo he amado tanto como lo odio a él, que te pasas días destrozados quizás sin saber qué rumbo seguir o por qué camino continuarás ahora y que cuando llega la noche y solo deseas dormir ni el sueño te consume, miras al techo y esperas que el insomnio por fin se marche y te deje dormir en paz, para que al despertar te percates de que no descansaste nada, solo vagaste las horas empapando tu almohada, que lo que duele es esa esperanza de que todo mejorará. Qué triste eso de esperar un gesto de la otra persona, que esta reaccione como nos gustaría. Porque después de todo, después de tanto, seguimos cayendo en su trampa. El que parece que nunca te va a fallar, el que te saca una sonrisa y los mejores momentos pero que, en otros, te hace desear no despertar mañana. Quizás confié demasiado en el amor, quizás ya me guste el dolor que me provoca o quizás esté demasiado rota y tan solo busque una sonrisa. Quizás todos seamos marionetas de su encanto, de sus palabras, de sus caricias, de los momentos esos que más tarde van a desgarrarte. O quizás este sea el destino, el rumbo que deben tomar las cosas hasta el día que te das cuenta y ya amas por gusto, por darle esa felicidad que a ti tantas veces te quitaron. Quizás sí, quizás tan solo seamos marionetas del amor. |
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AutorAsociación Cultural LA MEMORIA PRODIGIOSA.
José Mª Durán Ayo ARTÍCULOS DE José Mª Durán Ayo MÁS ALLÁ DE MI MEMORIA. José María Odriozola Sáez CUADERNILLOS DEL ARCA DEL AGUA. Luis Odriozola Ruiz Archivos del blog por MES
Noviembre 2022
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