Atendiendo a la demanda que hacemos, para que este CRÓNICASblog de la Asociación Cultural LA FUNDICIÍON de El Pedroso, sea cauce de cuantos relatos queráis compartir referidos a vuestras vivencias o escritos vinculados con nuestro pueblo, hoy se une Manolo Montesinos que nos trae un recuerdo de su infancia en la que, tanto ayer como hoy, el mundo se ve a una altura determinada. Lo que no quita entrañable importancia a los hechos que se narran. En el pueblo, uno de los juegos que por aquellas fechas (años de mi infancia, finales de los 50) practicábamos, bien cuando salíamos de la escuela (las ESCUELAS NUEVAS) o bien los días de fiesta, era la “BILLARDA”. El juego era muy sencillo, solamente constaba de dos elementos (además de las ganas de practicarlo) un trozo de palo de unos 10-12 cm de largo y un grosor variable, pero que podía ser de 2 o 3 cm, al que le sacábamos punta como si fuese un lápiz, pero por los dos lados, era la BILLARDA. El otro era otro palo, más grande y un poco más grueso, como si fuese un bate de beisbol (hacía la misma función) pero no tan trabajado ni tan pulido, valía cualquiera de entre 60 o 80 cm. Consistía en colocar la billarda en el suelo y con el palo largo darle en la punta. Lógicamente saltaba por el aire y era cuando con el palo de beisbol le dábamos con toda la fuerza que teníamos para que llegara lo más lejos posible. Ganaba quien alcanzaba mayor distancia. Claro que el juego tenía su riesgo. El palo de golpear hacía un recorrido casi de 180 grados. Te lo ponías en el hombro, le dabas a la billarda e inmediatamente zas, le atizabas, pero el palo seguía su trayectoria hacia atrás. Me acuerdo que siempre teníamos cuidado de no colocarnos detrás del que lanzaba por el riesgo que corríamos. Creo que era una tarde después de salir de la escuela y merendar, jugábamos a la billarda, entre otros, los dos hermanos Gregorio y Manolo Tirado que vivían en la huerta Cataño. Su padre era el encargado de la familia Cucarella, y para su desplazamiento tenía una moto grande, marca DUCATI, so sé el modelo, pero hacía un ruido tremendo, era la primera que se veía en el pueblo . Gregorio era un poco mayor que yo y Manolo de mi edad. Recuerdo que estábamos en la plazoleta que hay delante de La Cartuja, detrás de la casa de Lorenzo el de la droguería y también del Doctor y de casa Peral, cerca de la casa de mi abuela en la calle de los Cercos número 12. Me tocaba jugar a mí. Coloco la billarda en el suelo (entonces de tierra ), le doy con el | palo, salta la billarda y zassss, el golpe en el aire con todas mis fuerzas . El palo en su recorrido sigue su camino hacia atrás y de pronto, Ay, Ay, Ay…., miro atrás y veo que Gregorio se lleva las manos a la cara tapándose el ojo y chillando ¡¡¡Que no veo!!!, ¡¡¡Que no veo!!!. Él y su hermano salieron corriendo hacia su casa y yo, que entonces tendría 8 o 9 años, todo asustado creyendo que le había sacado un ojo me fui a la casa de mi abuela. Me escondí en la escalerilla del tinado de la cuadra –hoy vive allí mi prima Chari-. Así que con un miedo tremendo, llorando y sin saber que hacer, me acurruqué en el pié de la escalera, y allí estuve no sé cuanto tiempo, pero que para mí, una eternidad. Cuando me encontraron mis tíos, llamaron a mi madre que fue corriendo a casa de Gregorio para interesarse por su estado de salud. Todo quedó que era cosa de niños y que no se preocupara. Después nos enteramos que lo llevaron al médico, debía de ser doña Concha y posteriormente a Sevilla, al Hospital. Gregorio no perdió el ojo pero yo cada vez que lo miraba me parecía que lo tenía más pequeño. P.D.: no recuerdo bien, cuál de los dos fué, pero si me he de mojar diría que el izquierdo. Espero que si lee estas líneas lo confirme y que no me lo tenga muy en cuenta. Manuel Montesinos Durán, Tarragona, 6 de mayo de 2020 (55 días del estado de alarma por el COVID-19) EL JUEGO DE LA BILLARDA EN EL PEDROSO Y EN OTROS LUGARES. Por la información recabada, la billarda es un juego que no estaba muy extendido en Andalucía. Cádiz, por la influencia de los marineros gallegos llegados a su puerto y el norte de Córdoba, son las dos zonas donde podemos encontrar los aficionados más recientes. El origen de que en El Pedroso fuera habitual, a mediados del siglo XX, ver a los niños entretenidos "dando palos al aire"(las más de las veces), nos puede llevar a pensar que habitantes venidos del centro o norte de España, fueron los que lo implantaron. Hoy, salvo en contrario, en nuestro pueblo se ha perdido esta diversión convertida ya en deporte. Comentar esto puede llevarnos a pensar que su desaparición es como la de tantos otros antiguos juegos. Sin embargo, en la actualidad, sigue teniendo un amplio desarrollo en distintos lugares del estado entre adultos y hasta con su propia liga desde 2005. Galicia es quizá donde tiene más adeptos y se le denomina de muy diferentes maneras según la comarca: billarda, cachiza, estrornela, lipe, pincha o pateiro. En Castilla-León Estornija; en Asturias, Liriu; en el País Vasco Txirikila y en Cataluña, Bèlit. Canarias y Extremadura, donde también se practica, se le denomina billarda y serían las dos excepciones fuera de las zonas mayoritarias que citamos. Se tienen referencias de su práctica desde mediados del siglo XIII y aunque se desconoce el origen exacto de este juego, si se sabe que está extendido por todo el planeta. En Pakistán y en la India, se llama Guli-danda o Gilidanda; en Corea, Jachigi; en Alemania, Kibbel-kabbel; en Malasia, konda kondi; en Italia, Lippa; en Filipinas, Syatong; en Inglaterra, Escocia e Irlanda y USA Tip-cat o Piggy; en Eslovenia, Pandolo; en Nepal, Dandi Biyo; en Cuba, Qumbumbia; Portugal, Bilharda; Holanda... Redacción CRÓNICASblog. |
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Noviembre 2022
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