ELPEDROSOMINERO
"...escorias de metales en grande abundancia, que indican aver tenido alguna fábricca en esta especie". (Tomás de Guseme)
Las minas de El Pedroso entre la Munigua romana y Felipe II.
La frase que encabeza esta página, de Tomás de Guseme -Gobernador de Lora del Rio en 1757 y uno de los promotores del descubrimiento de Munigua- forma parte de los primeros datos escritos sobre la actividad metalúrgica que desarrollaba la Munigua Romana, y que recoge el informe que se hace para la Academia de las Buenas Letras de Sevilla, tras una de las primeras visitas al municipio muniguense. Los dos períodos del desarrollo de esta ciudad, que llegó a ostentar el título de Municipium Flavium Muniguensis, van de la segunda mitad del siglo I a.C., a la primera mitad del siglo I d. C, dedicados a la explotación y metalurgia del cobre. Y uno segundo, que parte de esta fecha hasta la primera mitad del siglo III, en que el hierro sustituye al cuprífero metal. En el cobre, parten de las explotaciones de los anteriores ocupantes localizadas en la zona mas cercana y hasta Puerto Cid. Ello deriva en un agotamiento de estos yacimientos que reemplazan por el de hierro, más alejado, pero que las mineralizaciones de hierro de El Pedroso cubrirán con creces, tanto en cantidad como en calidad, pues domina el mineral masivo en bolsadas de magnetita y diques de oligisto, con altos contenidos en hierro que van del 58 al 64%. Las minas más importantes fueron La Lima, en galerías, y Nava Lázaro a cielo abierto. (Si quieres conocer la vida de un minero romano, accede aquí) Junto a la actividad minero metalúrgica, Munigua mantenía una importante actividad agrícola y ganadera, dando fe de ello los dos torcularia (prensa de aceite) encontradas en sendas casas. Así mismo, las excavaciones han aportado vestigios de una importante ganadería especializada en porcino y bovino junto a otra menor de cabras y ovejas. Encontrándose, también en la dieta de sus habitantes, la caza mayor y menor aún existente en la zona. Después de esta época, y en el período visigodo, la actividad minera decae en toda Andalucía y se centra en Jaén y Río Tinto. |
Mapa incluido en la memoria de la Academia de las Buenas Letras, 1785, y que realizan Cortés y Zayas. (Pulsa en la foto para ampliarla)
Algunas fuentes de época musulmana citan el Cerro del Hierro, pero la recuperación solo comenzará con la conquista y repoblación cristiana a partir del S. XIII.
Será ya en 1499 cuando se concierte el Real Asiento sobre las minas de El Pedroso y Constantina. Sucediéndose concesiones para su explotación entre 1514 y 1539 sobre las minas de El Pedroso, Constantina, Alanís, Cazalla, La Puebla de los lnfantes y San Nicolás del Puerto. Habrá que esperar hasta Felipe II para que, durante su reinado, se promulgue una adecuada ley de minas que dio lugar a que se potenciara esta actividad. Los datos de esta sección están basados en sendos estudios realizados por los investigadores Thomas G. Schattner, del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid; Gobain Ovejero Zappino, Sevilla, y Juan Aurelio Pérez Macías de la Universidad de Huelva, así como en las referencias adjuntas: http://www.redes-cepalcala.org/ciencias1/geologia/mineria/historia_mineria_sierra.htm.
http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/web/Bloques_Tematicos. Así como la Memoria que realizaron |
Minas a cielo abierto en la finca de Navalazaro, explotadas ya en tiempo de la Munigua ramana. Al fondo el caserío de El Pedroso, al pie de sus representativos cerros mineros La Lima, San Cristobal... (Foto Tomás L. Chaves)