ELPEDROSOMINEROE
INDUSTRIALAUGEYDECADENCIA
“Lo que hace doce años era un terreno abrupto e inculto, donde predominaba el jaral,ahora son jardines, guarderías y nuevos cultivos, pululando la vida y la actividad, animada por más de 500 trabajadores y sus familias.” (Edward Cook en 1843)
EL TREN QUE NO LLEGÓ A SU HORA Recreación de un tren de mineral hacia la Fábrica de el Pedroso. Ilustración de Tau Cruz, para la Sala Ingeniero Elorza del Centro de la Cultura Escuelas Nuevas de El Pedroso Ni la calidad de su hierro, que se utilizó para hacer el Puente de Isable II o las rejas de la Fábrica de Tabacos de Sevilla... ni la de sus elaborados, que van desde las vertederas de los arados hasta grandes grúas como la del Puerto de Sevilla o las famosas limas de El Pedroso, ni los premios recibidos, harán posible salvar la caída de las empresas que abordaron esta industria andaluza.
Madrid en 1841, Viena en 1851 y Londres en 1873 reconocerán estos valores otorgándole la gloria en sus Exposiciones Internacionales. Pero al tiempo, el Puerto del Támesis es el punto de embarque del coque, que llega a las fábricas del norte de España a un menor coste que al incomunicado sur. No hay favores arancelarios por parte del gobierno. El carbón vegetal seguirá siendo nuestro principal, costoso y poco rentable combustible. El ferrocarril que podría haber unido Peñarroya a El Pedroso, abasteciendo a la fundición de carbón mineral , nunca se haría, y el que diera salida comercial entre Mérida y Sevilla llegó en 1884. Demasiado tarde para la Compañía de Minas de El Pedroso y Agregados que cierra ese mismo año. En 1877, surge un nuevo intento empresarial, creándose la Compañía de Minas y Fábricas de Hierro de El Pedroso, pero once años después dará por finalizado este periodo siderúrgico en nuestra comarca y en consecuencia en Andalucía. |
EL CARBÓN QUE YA NO SIRVE ...y otros fracasos El cierre de la Compañía, arrastró a accionistas y acreedores pese a que la sociedad estaba en manos de personas solventes, pero la visión que tenían del negocio no fue la acertada, y según la prensa de la época, (Revista Minera 1888) "no estaban a la altura que técnicamente se les debería exigir para su explotación y rendimiento", a lo que se une, según este medio, la descoordinación entre actuaciones industriales y comerciales. Centrando el fracaso final, en las decisiones equivocadas del Consejo de Administración. Dimensionaron una fábrica excesiva, con necesidad de situar en el mercado un gran número de productos, cuando se debió mantener una producción menos técnica y sacar al mercado productos más especializados a partir del procedimiento Bessemer, un sistema para fabricar en serie lingotes de acero, de calidad y a bajo coste.
Extraido de http://www.spanishrailway.com/
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