XAVI JUGÓ EN EL PEDROSO F.C.
No se llamaba Xavi, sino Juan. Ni se apellidaba Hernández, como el mejor jugador de fútbol de la historia de España, sino Vizuete. Juan Vizuete ha sido el mejor futbolista pedroseño y, como el catalán, jugando de medio centro, era un as repartiendo balones, combinando, regateando y, además, marcando goles. En El Pedroso siempre hubo tradición futbolera y en tiempo hasta llegaron a existir dos equipos locales con sus correspondientes aficiones rivales. Esos dos equipos respondían a los muy rústicos y expresivos nombres de “El Terrible” y “El Calavera”. Bien entrado el siglo y en tiempos de escasez y carestía, disponer de un balón de cuero era un sueño inalcanzable para las modestísimas economías de los futboleros. Pero donde no llegaba el dinero llegaban la imaginación y la destreza y, así, los jóvenes juntaban calcetines viejos y hacían con ellos una pelota que Pepillo el de la Bernarda envolvía hábilmente con una malla de cuerdas. No era raro, por supuesto, que tan humilde y artesanal pelota terminara deshaciéndose. Y eso que los jóvenes futbolistas no calzaban botas –otro sueño inalcanzable– sino alpargatas y alguno incluso llegaba a jugar descalzo. Un industrial sevillano apellidado Marvizón solía pasar temporadas en El Pedroso con su hijo, un chaval inválido que estaba en silla de ruedas. Lo llevaba a los partidos para que se entretuviera y, con espíritu generoso, les compraba a los chavales pelotas de verdad, de goma, para que, ya que su hijo no podía jugar, ellos lo hicieran en condiciones mejores. En aquellos partidos entre El Terrible y El Calavera destacaba Eloy “El Malarmo”, un joven fortachón y muy hábil con la pelota fuese de goma o de calcetines. Los partidos se jugaban en dos “estadios”. Uno, el eucaliptal que hay junto a la ermita de El Espino, y otro en un gran descampado junto a la estación de trenes conocido como el Llano de la Estación. Jugar en el primero era toda una proeza porque había que sortear no sólo a los jugadores sino también a los añosos eucaliptus y no era infrecuente ver a algún esforzado pelotero darse de bruces contra un árbol. En el Llano de la Estación era otra cosa, aunque no faltaban inconvenientes porque el terreno, sí era plano pero irregular y con pedruscos que hacían complicado el dominio de la pelota. Una ventaja: había vestuarios, el Bar de El Cano, en las inmediaciones del “estadio”, y en él, además, los jugadores celebraban sus victorias o lloraban sus derrotas con un indescifrable vino peleón. En los tiempos de nuestro Xavi–Vizuete, años 50 aproximadamente, todo había cambiado a mejor. Para empezar El Terrible y El Calavera habían desaparecido prácticamente y, en su lugar, había surgido un nuevo equipo. El Pedroso F.C. Ya se utilizaban balones de cuero, las botas, incluso las de tacos, sustituían a las alpargatas, y los jugadores vestían una equipación uniforme: pantalón azul y camisola a rayas blancas y rojas, una fusión de los colores de los dos atléticos, el de Bilbao y el de Madrid. El terreno de juego seguía siendo el mismo –no había otra posibilidad– el Llano de la Estación, eso sí con sus porterías de madera y sin red. |
Se disputaban torneos con la participación de otros equipos de la comarca, Cazalla Constantina, Alanís, Castilblanco, etc. Sin embargo, el gran rival de El Pedroso F.C. era un equipo formado por soldados que hacían la mili en el cercano Destacamento de Artillería de Fábrica de El Pedroso y que, consecuentemente era conocido como “Los Reclutas” Reclutas y pedroseños se enfrentaban habitualmente con resultados dispares, porque los militares se manejaban bien con el balón, pero enfrente tenían a un equipo liderado por Juan Vizuete quien, con su innata clase futbolística, terminaba salvando el honor del equipo local, cuya alineación más frecuente solía ser: Portero: Rafael Garrido Defensas: Juan Morejón Antonio Falcón Pepín Harillo Medios: Juan Vizuete Manolo Galán Delanteros: Currito Gilabert Añoño Salvador Juani Paniagua Rafaelillo el Canete Estos encuentros se disfrutaban los domingos y congregaban a un buen número de aficionados, tantos que, a la ida y a la vuelta se veía abarrotada la Calle de la Estación. El partido más memorable que se recuerda fue el que disputaron en tierras extremeñas, en Llerena, contra el Llerena F.C. que estaba en Tercera División. Los pedroseños jugaron un gran partido, aunque perdieron. Pero sólo por 3 – 2. En aquellos años pasaba algunas semanas en el pueblo Pepín, un jugador profesional del Sevilla que formaba equipo con los míticos Bustos, Campanal, Arza, Ramoní y Ruiz Sosa, entre otras figuras de la época. Pepín solía jugar con los aficionados pedroseños y así descubrió las cualidades futboleras de El Canete, Añoño y Vizuete, Por mediación suya, les hicieron pruebas en Sevilla. El Canete llegó a jugar en el Betis juvenil y el Sevilla quiso fichar también para su equipo de juveniles a Añoño y, sobre todo a Juan Vizuete, pero la oposición de su padre truncó aquella oportunidad y así el Sevilla perdió a una joven promesa del fútbol y la Caja de Ahorros Provincial ganó un eficaz gestor. Juan Vizuete dejó el fútbol a los 35 años y hoy, jubilado, dedica el tiempo a su campo, su familia y su hogar situado a pocos metros del Llano de la Estación, escenario de sus proezas futbolísticas. Pepín Harillo saca la pelota de banda y se la entrega a Manolo Galán. El balón bota mal, pero consigue recogerlo Añoño que retrasa sobre Vizuete. Este salva la entrada de un recluta, cede a Currito, que le devuelve la pelota. Avanza Vizuete por el campo contrario, dribla a uno y otro recluta y cuando se dispone a chutar a puerta con el portero ya vencido, piiiiiii, el árbitro detiene el partido de repente. ¿Qué ha ocurrido? Pues que un rebaño de ovejas ha cruzado el paso a nivel del Llano de la Estación, camino del embarcadero de animales, invadiendo el terreno de juego. Juan Vizuete se queda sin su gol. A Xavi, claro, no le pasaba eso en el Camp Nou. PRÓXIMO
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AutorAsociación Cultural LA MEMORIA PRODIGIOSA.
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Noviembre 2022
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