4ª ENTREGA Una anécdota desconocida por muchos. Tomás L. Chaves Antolín. A estas alturas, ya ha quedado patente que la decoración de la Capilla del Sagrario en la parroquia de El Pedroso, se llevó a cabo entre los años 1953 y 1954, es lógico pensar que sus autores, Rafael Blas Rodríguez y su hijo Rafael, convivieron con los pedroseños de la época una larga temporada, no podía ser de otra manera, aunque gracias a la facilidad que proporcionaba el ferrocarril directo con Sevilla, también debían ser frecuentes sus escapadas a la capital. Pepe García recuerda que se hospedaban en la fonda Tristán donde, con seguridad, la hospitalidad de las hermanas Amparito y Antonia, le hicieron fácil la estancia. La fonda Tristán en una foto de 1966 de Eugenio Marín. En la época de este relato aún no estaba la plaza embaldosada. En ese periplo pedroseño debieron hacer alguna amistad, pues no faltaría un café en el casino o un vermout an ca Peral. Me cuenta Mercedes Gutiérrez, que su esposo, Enrique Cataño, gran aficionado a la pintura, entabló amistad con Rafael, el hijo, y aparte de echar buenos ratos de charla en su casa, departió otros “a pie de obra” entre brochas, pinceles y pinturas al temple. La relación que establecieron llegó al punto de que el padre le propone dejar su impronta en tan emblemática realización. Y no, no crean que Enrique se arredró o se limitó a pintar alguna manzana de las guirnaldas. Habían terminado de transferir al paramento la Santa Cena, desde el papel cebolla perforado. Todo eran puntos continuos, propios del proceso, cuando Rafael padre, lanza desde el andamio un lápiz graso a Enrique que lo coge al vuelo, como las palabras que el artista le dice: - ¿Te atreves a echar una mano? Pues sube al andamio y comienza por el jarrón. Sin dudarlo y con un solo: - ¡GRACIAS!, Enrique, más que subir, salta a la tabla y lleno de satisfacción comienza el dibujo. - Eso va bien Enrique… Recuerda Mercedes cómo le contaba su esposo, que no tardó en finalizar el apunte y al decirle que ya había terminado, Rafael Blas le contesta: - ¿Terminado? No lo veo yo terminado. - Es verdad, pero los pinceles ya son cosa del maestro. - Me parece bien, pero “el Maestro del Jarrón” vas a ser tú. ¿Te atreves? ¿Que si se atrevería? Ni lo dudó. En las siguientes semanas la obra avanzaba de la mano de padre e hijo, pero Enrique no recibía orden alguna. Los días que por allí se pasaba, veía completarse el gran mural y paulatinamente iban apareciendo la arquitectura, los rostros y ropajes de Jesús y los apóstoles... | Por circunstancias, no había podido acercarse en varias semanas. Aquella tarde que vuelve, se maravilla ante la escena ya muy acabada. Casi ni recuerda el ofrecimiento pero observa que el hueco del jarrón seguía sin recibir una pincelada. Mientras, desde el andamio, Rafael le habla pincel en mano, sin apartar la vista de la vasija del vino a la que está pintando los brillos finales de su trasparente cristal. -Hombre Enrique, bienvenido de nuevo. Parece que Jesús no ha podido lavar aún los pies a los apóstoles… Mercedes, entre risas, me sigue contando. -La cosa es que, dirigiéndose a su hijo, le pide que facilite un babi de pintor a mi marido y allí me lo ves a él que, de esta guisa, se sube al andamio loco de contento. Enrique en plena faena. (O así lo imagina el autor del artículo) Y sin mediar palabra, “su mentor” le pasa una gran fotografía de la Santa Cena de Juan de Juanes (que es de donde está sacada la del Sagrario). En nada tiene sobre la tabla pinceles y colores de la gama y como para amenizar el ambiente le dijo: - Bueno, vamos a empezar. A lo que Rafael le contestó -... y a terminar De modo que esta es la historia del jarrón, con el que estuvo varios días hasta que lo acabó. Oye, y le quedó precioso. Entre risas, Mercedes me pregunta: - ¿A que no sabías tú la anécdota del “Maestro del Jarrón”? Ciertamente. Cuando se entra en la humanidad de las historias, ves cómo de pronto se enriquecen y adquieren otra dimensión. Gracias Mercedes por compartirlo. |
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AutorAsociación Cultural LA MEMORIA PRODIGIOSA.
José Mª Durán Ayo ARTÍCULOS DE José Mª Durán Ayo MÁS ALLÁ DE MI MEMORIA. José María Odriozola Sáez CUADERNILLOS DEL ARCA DEL AGUA. Luis Odriozola Ruiz Archivos del blog por MES
Noviembre 2022
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