“El que tiene, contrae o estrecha amistad verdadera o fingida "...así define mi diccionario añoso al amigo. Según esta aclaración yo tengo muchos, muchísimos amigos. Pero especifiquemos, nacionales; extranjeros, dos y, además, ingleses. Mister George Y Pepito Paco. Ambos, a pesar de mis recelos y fobias ibéricas, he de reconocer que debían o merecían haber nacido en Bobadilla o Castrogeriz. Para colmo son diametralmente opuestos en forma y carácter. Mister George es galés; Pepito Paco, no sé. Mister George es bajito, Pepito Paco talludo. George luce un recortado bigote de militar colonial, Pepe Paco siempre impecablemente rasurado. Jorge gusta del vino y el cante flamenco, Pepe Paco lee el Time y aguanta el sol. Jorge es soltero, vive con mi amigo Meléndez y su hermana, paseando su eterna curiosidad por las playas de Alicante. Pepe Paco está casado con Rosarito, tiene una casa recoleta en los Boliches de Fuengirola y una niña regordeta de unos quince años que escribe en la arena húmeda. Mr. George es delicioso, a pesar de sus reminiscencias victorianas. Al fondo de sus gafas Truman, siempre nítidas, brillan dos ojos azules con toda la inteligencia del United Kingdom y de su humor hay que cuidarse, que es fina lezna sin nacionalidad. Pepito Paco todo lo dice con la expresión. Es un mimo cortés, delicadamente expresivo, al que parece acompañarle su esposa con su cara redonda blanqueada de cosméticos contra el sol. Mr. George padece una implacable curiosidad; por lo divino y lo humano, muy educadamente deja traslucir que en España el razonamiento y el sentido común dejan algo que desear. | Pepito Paco acepta todo como está y orienta su butaca y la de su consorte, hasta los últimos rayos de sol con una sonrisa beatífica. Indudablemente son distintos. Tan opuestos, que podía caer en la trampa de la clasificación simplista. Pero en realidad no es eso lo que me preocupa. A mí lo que me inquieta es la edad de ambos y los espacios de tiempo en su agradable compañía, cada vez más breves. ¡¡ Tengo que ir a Alicante!! De mi amigo Mister George, en realidad no sé ni cómo se apellida ¡¡Si no fuera por Manolo Meléndez camarada de mi infancia!! ... este Meléndez emigrante en Inglaterra, camarero y "cantaor" y ahora propietario en la Costa de la Luz... y sobrino de la mujer de Pata. Pues ¿y de Pepito Paco? ¿Acaso sé más? Ni el nombre. Le llamo Pepito Paco y a su mujer Rosarito porque me recuerdan a unos veraneantes de hace muchos años que iban a mi pueblo. Nuestra amistad se decantó a lo largo de quince años; verano tras verano en el mes de Agosto colocábamos nuestras butacas en la playa en relativa proximidad. Allí la niña gordita que hacía pelotas de arena, engordó y cambió los castillitos por escribir ¡Dios sabe qué cosas! en la inmaculada arena del reflujo. Allí adelgazó y la vimos acompañada por un mozalbete, seguro, respuesta a sus escritos. Pepe Paco y Rosarito no variaron un ápice a través de los años. Ni las butacas, ni el bañador, Cuando vendió mi suegro el apartamento donde veraneábamos, aún conservaba Rosarito su bañador celeste de flores y sus afeites blancos que le daban un aire de payasito y Pepe Paco su sonrisa gentil, que, unida a los movimientos de sus brazos hacia el sol, me decía cuanto apetecía el calor y cómo le molestaba el levante... porque nunca tuvimos ocasión de hablarnos. |
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
AutorAsociación Cultural LA MEMORIA PRODIGIOSA.
José Mª Durán Ayo ARTÍCULOS DE José Mª Durán Ayo MÁS ALLÁ DE MI MEMORIA. José María Odriozola Sáez CUADERNILLOS DEL ARCA DEL AGUA. Luis Odriozola Ruiz Archivos del blog por MES
Noviembre 2022
|