(Para mí no ha muerto) ¡No ha muerto en el 1009, como la importancia de su estilo que se emborrona en el viento a petición del monarca abbadí! Ni su amigo y ministro Abenamar con el que paseaba una tarde por la Pradera de la Plata (S. García Gómez) y al ondular el viento el agua del rio, improvisó Almutamid La brisa convierte al rio En una cota de malla. Y como Ben-Amar no encontrase respuesta inmediata, una muchacha del pueblo la dio así: Mejor cota no se halla Como la congele el frío Maravillado Almutamid al ver improvisar a una adolescente con mayor rapidez que Ben-Amar, preguntó: Me llamo Almutamid, pero me llaman Romaiquía porque soy esclava de Romaic y soy muletera. ¿Estás casada? ¡No, príncipe! ¡Tanto mejor porque voy a comprarte! Almutamid amó a Romaiquía por toda su vida con gran pasión. Ella reunía todo por complacerlo, aunque sus caprichos hacían desesperar a su esposo por su tozudez. Ya los citaba D. Juan Manuel en el Conde Lucanor: "Et de sus caprichos acaesció estando en Córdoba empezó a llorar. Et preguntó el Rey por qué. Et ella como antojo de su voluntad que nunca dejaba estar en tierra que viese nieve. El Rey por hacer placer, pues Córdoba es tierra caliente, fizo poner almendrales por toda la sierra, para al florecer en Febrero pareciesen los floridos que semejan nieve por le facer el deseo de Itimad". No fueron estos sus antojos, fantasías, su loca imaginación de mujer mimada. (S. Cano y Cueto). "Et otra vez estando Romaiquía en una cámara sobre el río, vio una mujer descalza volviendo lodo para dacer adobes et | comenzó a llorar con desconsuelo. A la pregunta del Rey la causa, ella dijo que porque nunca podía estar a su guisa siquier faciendo lo que facía aquella mujer' Entonces por le facer placer, mandó el Rey fenchir de agua rosada aquella gran albuhera de Sevilla, et en lugar de agua et en lugar de tierra, fízola fenchir de azúcar, et de canela, et de ajenjibre, et de espie (espliego), et clavos, et musgo (almizcle), et ambra (ámbar), et algalina et de otras buenas especies et buenos olores que pudían ser; et en lugar de paja, fizo poner caña de azúcar. Et que de estas cosas fue llena la albuhera, et de tal lodo cual entendedes que podría seer, dijo el Rey a Romaiquía que se descalzase et follase el barro et ficiese adobes del cuantos quisiese” (M. Pidal). "¡Cuántas veces, junto a un recodo del río pasé la noche en la deliciosa compañía de una doncella cuyos brazaletes semejaban las curvas de la corriente! ¡Al quitarse el manto, descubría su talle, floreciente rama de sauce! ¡Qué bello abrirse el capullo para mostrar la flor!". Almutamid era capaz de los más violentos contrastes. Hacía plantar flores en los cráneos de sus enemigos y adornar con ellas los patios de su Alcázar, o invitaba a un banquete a los reyes berberiscos de Ronda y Morón y después, cuando entraban en el baño, hacía tapiar puertas y ventanas para que muriesen asfixiados. La generosidad del Rey era inagotable con aquel que le enviara aromas de Oriente para los baños de Ytimad o Romaiquía y sus doncellas. Estando un día sentado en su sala de audiencias, teniendo ante sí varias figurillas de ámbar, le presentaron una cantidad de dirhemes recién salidos de la ceca, de los cuales ordenó agasajar un saco al poeta Abu-Ara al Siquilli que estaba presente. Y con otra intención adujo el poeta: Mi Rey, esto no lo porta más que un camello. Rio Almutamid y con buena expresión añadió un camello a la burra de Abu-Ara al Siquilli. Abenamar de Silves, su amigo, su confidente, su ministro y su amante le... (Inconcluso. Falta al menos una hoja) |
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AutorAsociación Cultural LA MEMORIA PRODIGIOSA.
José Mª Durán Ayo ARTÍCULOS DE José Mª Durán Ayo MÁS ALLÁ DE MI MEMORIA. José María Odriozola Sáez CUADERNILLOS DEL ARCA DEL AGUA. Luis Odriozola Ruiz Archivos del blog por MES
Noviembre 2022
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